Los programas de compliance nos ayudarán a enfrentarnos a los retos de la globalización
Programas de Compliance: Cumplimiento Normativo | Corporate Compliance
Hoy en día, la tendencia globalizadora de la economía está propiciando importantes cambios estructurales en la demanda y en los procesos de compra de los clientes con una creciente deslocalización de los procesos comerciales, productivos y de las cadenas de suministro, lo que requiere una rápida adecuación de las Compañías al contexto internacional
El entorno legislativo internacional en el que las empresas desarrollan sus actividades es cada vez más abundante y complejo. Hoy asistimos a un auténtico tsunami normativo, provocado por la tendencia de los legisladores a endurecer y multiplicar el número de regulaciones nacionales e internacionales orientadas a garantizar la transparencia y el correcto cumplimiento de la ley. Ello ha sido la consecuencia de la preocupación cada vez más urgente por garantizar el buen gobierno y la “ética de los negocios” fruto de una creciente sensibilización por parte de la sociedad en los temas de corrupción
Dicha tendencia se ha visto reflejada en España en la adaptación de su Código Penal al contexto internacional, introduciendo, desde 2010, la responsabilidad penal de las personas jurídicas respecto de los delitos cometidos en nombre o por cuenta de las mismas, así como la exigencia legislativa general que obliga a las empresas a dotarse de un sistema de supervisión y control de cumplimiento normativo, lo que es conocido en el contexto internacional por Plan de Cumplimiento Normativo (o “Corporate Compliance” en inglés). Así mismo, la última reforma del Código Penal de julio de 2015, ha detallado los requisitos de dicho sistema para que pueda constituir un eximente de la responsabilidad penal de las entidades.
Retos de la globalización
Por otro lado y en un mundo más globalizado, existe una creciente instrumentalización de “los programas de compliance” en las transacciones. Cada vez más empresas cotizadas, las empresas multinacionales y el sector público exigen a sus proveedores certificaciones o evaluaciones que permitan asegurar el máximo nivel de cumplimiento normativo en aquellas áreas que, por efecto del “outsourcing”, caen fuera de su control pero entrañan un alto riesgo en la reputación o sancionador.
Así, según recientes informes, multitud de empresas Europeas, Norteamericanas y Asiáticas, han dejado de hacer negocios con determinados proveedores, socios o terceros distribuidores debido al temor sobre consecuencias de incumplimientos normativos, especialmente en materia de fraude y corrupción.
En este contexto, el riesgo y su control cobra especial importancia como motor en la toma de decisiones y los actuales fenómenos de diversificación, deslocalización e internacionalización de las Compañías, tanto españolas como extranjeras, están obligando a tomar consciencia de la dificultad de cumplir permanentemente con el exceso regulatorio, así como de las consecuencias de los incumplimientos normativos y éticos, tanto en terreno reputacional como económico y financiero.
Por ello, hoy en día es crítico dotarse de una «cultura de cumplimiento y buen gobierno», según estándares internacionales, que facilite la competitividad de nuestra empresa en un contexto global.
Dicha cultura de cumplimiento requiere de una gestión integral, gestionando conjuntamente el cumplimiento de todas las áreas. Además, esta gestión integral debe adecuarse al desarrollo estratégico del negocio.
Así, cada vez más, los Consejos de Administración y los Comités de Dirección de las Compañías tendrán que enfrentarse a los retos que les impone la Globalización. No obstante es fundamental tomar consciencia de que el implantar programas de compliance que implementen una cultura de cumplimiento normativo, se configura como un pilar básico en el desarrollo internacional de las Organizaciones.